Madriz / Comisariado 25 de April 2018 Tweet · Share

Empoderamiento urbano

Sálvora Feliz y Laura Domínguez Valdivieso forman Conjuntos Empáticos, una agrupación que se nutre con colaboradores y que cuestiona la curaduría en sus prácticas desde la arquitectura y la interdisciplinariedad.

Conjuntos Empáticos es una agrupación surgida en 2012. Se resisten a la etiqueta “colectivo” porque no se ajusta con exactitud a la fluidez de su estructura. Actualmente, Conjuntos Empáticos lo forman las arquitectas Sálvora Feliz y Laura Domínguez Valdivieso y colaboran activamente con Tomás Pineda, Guillermo González Requeijo o Elena Brunete. Entre sus objetivos encontramos la difusión de trabajos desarrollados en los campos de la arquitectura, la participación ciudadana, la revitalización de espacios de conflicto, dinamizaciones educativas, generación de instalaciones y promover e incentivar procesos de investigación y difusión de conocimientos de arquitectura, arte, educación o nuevas tecnologías, entre otras. Su práctica se desarrolla desde la arquitectura, pero siempre con una interdisciplinariedad que contempla posibilidades en diferentes plataformas y formatos, como exposiciones itinerantes, cursos, talleres, participaciones en congresos, dinámicas participativas, grupos de discusión, instalaciones o proyectos de cooperación ciudadana. Estas actividades se han implantado en colegios, festivales y encuentros colectivos como Eme3, La Playa-220, Arquitecturas Colectivas, MediaLab Prado, CentroCentro o Central de Diseño di_mad.

Partiendo de la propia inter y transdisciplinariedad de la agrupación, sus proyectos aúnan varias prácticas artísticas que casi siempre arrancan desde un planteamiento arquitectónico que comienza a cruzarse con lo colaborativo, la participación ciudadana y la obra artística. En ese sentido, destacan trabajos como “Fictionground” (2017), una intervención urbana sobre el espacio colectivo en los alrededores del Edificio Trzonolinowiec de Wrocław, Polonia; la instalación colaborativa “Los lunes al sol” (2017) en Vallecillo, León; la instalación neumática “Pabellón pop-up” (2017), que forma parte de la selección de la muestra española de la Bienal de Venecia de 2018; o el “Pabellón de acceso toponeumático”, que se expuso durante el festival We Eat Design 2017. Durante el último trimestre de 2017, Conjuntos Empáticos estuvo realizando, junto a INJUVE, una actividad en el Aula Intransit de la Universidad Complutense, titulada “Repensando el comisariado”, en la que a través de metodologías participativas y artísticas, se buscó definir los agentes que intervienen en la gestación de una exposición, cuestionar los roles tradicionales e identificar aquellas funciones invisibles. El resultado de este taller iba estrechamente vinculado al comisariado de ARTES VISUALES, la exposición que se celebró en la Sala Amadís del INJUVE y que reunía las piezas de los once artistas del Programa de Creación Joven 2017.

Los artistas y estudios con los que Conjuntos Empáticos realizarían una hipotética exposición o proyecto son: Elii, un estudio de arquitectura formado por Uriel Fogué Herreros, Eva Gil Lopesino, y Carlos Palacios Rodríguez, especializado en diseño y dirección de obra de proyectos arquitectónicos, cuyos campos de acción son el urbanismo, las infraestructuras, los espacios colectivos o la colaboración con artistas, entre muchos otros; Vivero de Iniciativas Ciudadanas, una plataforma abierta y colaborativa que analiza y apoya iniciativas ciudadanas y procesos críticos relacionados con el territorio, la ciudad y el espacio público; Zuloark, un colectivo-red de arquitectos interesados en el aprendizaje, lo experimental y colaborativo y lo colectivo dentro de marcos empresariales que respondan a la realidad económica actual; Basurama, un colectivo que indaga sobre los residuos y su materialidad para, mediante la creación y producción cultural y medioambiental, transformarlos en nuevos objetos; y, por último, PezEstudio, un estudio de arquitectura que desarrolla proyectos que contemplan campos como el urbanismo y el arte, la participación ciudadana, la reactivación urbana, la inteligencia colectiva o el espacio público.

¿Cómo definiríais la labor de un/a comisario/a?

A nuestro parecer, es posible que el término “comisarias” no sea el que más se ajusta al trabajo que nosotras desempeñamos, puesto que entendemos que el nuestro requiere de un perfil más interdisciplinar y transversal. Nos contextualizamos más como agentes o técnicos capaces de desarrollar trabajos de coordinación, gestión e investigación que permitan la convergencia de intereses de conjuntos y/o entidades con un fin concreto.

En el caso del comisariado de exposiciones, en concreto en el de “Artes Visuales 2017” del Instituto de Juventud del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que es el último que hemos realizado, nos posicionamos en nuestro trabajo como un agente externo capaz de aunar los objetivos de la institución que albergaba la exposición y los intereses de los artistas que generaban los elementos a exponer, cruzándolo a su vez con las intenciones que nosotras teníamos a la hora de desarrollar el discurso que creíamos que enlazaba VIC Vivero de Iniciativas Ciudadanas está desarrollando un trabajo mediante el proyecto MaresMadrid que profundiza sobre dinámicas de empoderamiento urbano que permite la adecuación de la ciudad mediante prácticas auto-organizadas y colectivas, lo que está permitiendo el rejuvenecimiento de las estructuras logísticas urbanas enfocadas a todas las franjas de edad. Zuloark posee una línea de trabajo en la que investiga sobre las infraestructuras o materiales desechados del Ayuntamiento de Madrid y genera objetos de necesidad puntual capaces de moverse por la urbe para visibilizar eventos o incentivar actividades performativas. Siguiendo con este enfoque, Basurama es un colectivo que investiga y crea sobre la generación de desechos y sus posibilidades, abordando el trabajo creativo desde un enfoque más consciente con los recursos físicos y humanos, del que participan un amplio espectro de la sociedad, obteniendo resultados muy diversos. Otro trabajo que nos interesa es el que realiza PezEstudio, con prácticas urbanas que minimizan el impacto medioambiental y que de nuevo reflexionan y elaboran en colaboración con los usuarios participantes.

¿Qué creéis que hace falta para ser comisario/a?

Un comisario debería ser un agente con la necesidad de comunicar una idea, y capaz de concretarla mediante un diálogo de ida y vuelta entre sus intereses propios y los de las piezas o discursos que expone.

En ese sentido, entendemos que un comisario es un narrador omnisciente que desea transmitirle al público una de las infinitas interpretaciones sobre el mensaje seleccionado. Este discurso debe ser desarrollado en múltiples dimensiones, desde la objetual, pasando por las diferentes escalas del soporte expositivo, hasta el discurso teórico que engloba todas las anteriores. En nuestro transcurrir contemporáneo, creemos que el comisario debe ser un agente contextualizado y, por lo tanto, conocedor de su entorno, tanto en los procesos de trabajo, como en los procesos de pensamiento de la disciplina en la que trabaje. No entendemos el comisario únicamente vinculado al mundo del arte, sino que como generador de discursos puede encontrarse en diferentes ámbitos y aplicar sus conocimientos de modo interdisciplinar.

Y por supuesto, es necesario trascender los formatos tradicionales para desaprenderlos y poder materializar los discursos de nuestra actualidad en los soportes que están por investigar, del mismo modo que se trabaja con las disertaciones presentes.

Como puedes ver, entendemos la disciplina de la arquitectura como un ámbito más de conocimiento que debe ser comunicado y que se encuentra inmerso en numerosos procesos de cambio en estrecha vinculación con la comunidad madrileña; tanto es así, que creemos que un comisariado donde se mostrasen los nuevos modos de hacer, pensar, construir y actualizar la ciudad, sería necesario para el entendimiento de la sociedad en la que vivimos actualmente, que está tomando las riendas de sus barrios y adecuando Madrid a las necesidades que ellas conocen de primera mano.

Cartografía Mares Madrid con los 4 territorios y los 5 Mares.

¿Por qué habéis elegido a estas artistas?

Para nosotras, la selección realizada se ha generado de forma natural, habiendo destacado a los intervinientes en el espacio urbano que actualmente están aportando modificaciones que permiten la actualización de la ciudad de Madrid y por lo tanto haciéndola más humana y más vivible. Elii es una oficina de arquitectura que, entre otras finalidades, participa activamente y desde el diseño en la detección de espacios olvidados para la activación programática del entorno social de la ciudad. En una vertiente similar, VIC Vivero de Iniciativas Ciudadanas está desarrollando un trabajo mediante el proyecto MaresMadrid que profundiza sobre dinámicas de empoderamiento urbano que permite la adecuación de la ciudad mediante prácticas auto-organizadas y colectivas, lo que está permitiendo el rejuvenecimiento de las estructuras logísticas urbanas enfocadas a todas las franjas de edad. Zuloark posee una línea de trabajo en la que investiga sobre las infraestructuras o materiales desechados del Ayuntamiento de Madrid y genera objetos de necesidad puntual capaces de moverse por la urbe para visibilizar eventos o incentivar actividades performativas. Siguiendo con este enfoque, Basurama es un colectivo que investiga y crea sobre la generación de desechos y sus posibilidades, abordando el trabajo creativo desde un enfoque más consciente con los recursos físicos y humanos, del que participan un amplio espectro de la sociedad, obteniendo resultados muy diversos. Otro trabajo que nos interesa es el que realiza PezEstudio, con prácticas urbanas que minimizan el impacto medioambiental y que de nuevo reflexionan y elaboran en colaboración con los usuarios participantes.

Como puedes ver, entendemos la disciplina de la arquitectura como un ámbito más de conocimiento que debe ser comunicado y que se encuentra inmerso en numerosos procesos de cambio en estrecha vinculación con la comunidad madrileña; tanto es así, que creemos que un comisariado donde se mostrasen los nuevos modos de hacer, pensar, construir y actualizar la ciudad, sería necesario para el entendimiento de la sociedad en la que vivimos actualmente, que está tomando las riendas de sus barrios y adecuando Madrid a las necesidades que ellas conocen de primera mano.

¿Cuáles son vuestros referentes o ideales a la hora de comisariar?

Nuestros referentes vienen fuertemente marcados por nuestra formación arquitectónica. Nos interesan arquitectos o arquitecturas que se encuentran entre ámbitos experimentales y erráticos, y que pueden variar su escala de investigación con rapidez. En este sentido, nos atraen construcciones como Blur (2002) de Diller + Scofidio que persiguen la materialización de lo etéreo, la formalización de un elemento sin forma, peso o escala, entendido como el reto de la configuración de una entelequia, que no había sido materializada anteriormente de un modo tan exitoso. Otro artista y arquitecto al que también tenemos muy presente, es Tomás Saraceno del que nos interesan enormemente sus obras con materiales y estructuras tecnológicas con los que profundiza transversalmente en diferentes campos de conocimiento y cuyo modelo de producción aplicada se puede entender como investigación en sí misma. Bien es cierto a su vez, que se reconocen en él fuertes influencias de las arquitecturas utópicas de los sesenta, entre los que se encontraría otro de nuestros referentes como es José Miguel Prada Poole, el cuál fue profesor nuestro hace algunos años y nos enseñó la historia y producción de arquitectura neumática, así como nos transmitió la importancia del aprendizaje a través de la construcción colectiva. No podemos dejar de citar a Olafur Eliasson, del que nos fascina su manejo de la gran escala mediante intervenciones con materiales que tratan estrechamente con la luz o el agua. De James Turrell nos interesa la materialización de la intimidad que reside en la mirada del espectador utilizando la luz como herramienta difuminadora de los propios límites y contornos de las habitaciones que habita. Otra artista que nos interesa es Chiharu Shiota, conocida por sus enredos de fibras o hilos en torno a escenas cotidianas con una fuerte carga emocional.
Por último, atendiendo a nuevas derivas de la ocupación espacial en museos, Lina Bo Bardi, en la exposición de la colección del MASP, sugiere un cambio radical en la lectura y experiencia de los cuadros que rompe con las jerarquías canónicas, organizando las obras alejadas al perímetro de la sala donde suelen situarse.

Estos son algunos de nuestros referentes, aunque claramente nos dejamos muchos por el camino, que de tan interiorizados que los tenemos, ya ni los vemos.

Diseño open source para mobiliario público de Morata de Tajuña

¿Entendéis el comisariado como una mediación?

Actualmente, la palabra mediación se ha mediatizado mucho y, en ese sentido, recurrimos a ella para definir más situaciones de las que por definición tiene. Creemos que el comisariado debe ser planteado más como una conversación entre profesionales que convergen en un mensaje común a transmitir, partiendo la relación de inicio de un interés común que está destinado a fructiferar, y no tanto como una intervención entre dos miradas enfrentadas que se espera alcancen una solución. Su vocación está más cercana al deseo de escribir un mensaje con distintas voces, a través de una comunicación clara. En ese sentido, aunque una de las partes, en este caso el comisario, sea el que propone el discurso a transmitir, ambas partes deben llegar a un acuerdo en el que el discurso final sea consensuado. Esto debería suceder en las situaciones en las que el comisariado sea el fruto real de los intereses de ambas partes que, obviamente, no es el resultado alcanzado en todas las ocasiones.

Parece evidente que en todo proceso de gestión cultural o social, las figuras que se encuentran en trabajos activamente dialogantes, son las destinadas a asimilar ese papel como mediador, lo que no debe interpretarse como la necesidad de resolución de conflictos, sino más bien como la aplicación de herramientas que posibilitan el acuerdo y adecuada finalización del proceso. Finalmente, el comisario es uno de los eslabones que permiten la correcta conclusión de la realización de la exposición, sin olvidarnos de la institución, coordinador, artistas, montadores y público.

¿Cómo influye vuestra formación en arquitectura a la hora de entender un proceso curatorial? ¿Pensáis que lo haríais de otra manera si tuvieseis otra formación?

Una no puede ser una misma sin todo aquello que la ha hecho como es a lo largo del tiempo, y es evidente que nosotras no manejaríamos los mismos procesos de trabajo y pensamiento si no fuésemos arquitectas. Bien es cierto, que entendemos la arquitectura como elemento, ahora sí, mediador, capaz de hacer de puente entre los deseos y las necesidades, entre lo intangible y lo materializable, entre lo teórico y lo empírico.

En este sentido, todo para nosotras se dibuja en tres dimensiones, todo es espacio y todo trabaja sobre él. Nuestros comisariados tienen sentido cuando trabajamos el mensaje a través de las arquitecturas que lo representan y cuando las obras se mimetizan con la infraestructura. El espacio es entendido como actor, más o menos partícipe, pero nunca como espectador. El espacio es un entorno que se recorre y puede ser acotado con elementos que traemos aprehendidos de nuestra formación, generándose así potenciaciones del propio mensaje que plantean las obras de los artistas.

¿Qué os aporta, en un plano curatorial, vuestra propia estructura como agrupación?

En una primera fase elaboramos lo que podríamos clasificar como imaginario consciente colectivo, donde incluimos referencias cercanas a las individualidades de cada una y que finalmente funcionan complementándose. Todo ello es procesado, discutido y reelaborado en las distintas fases del proyecto dentro del proceso de trabajo. Cuando tomamos parte más de dos personas, se producen mediaciones constantemente, que en realidad nos preparan para las conversaciones que tendremos con la institución o con las artistas, a la vez que nos sumergen en una dinámica de desarrollo que permite la evolución del proyecto. El resultado se visibiliza como indivisible, a pesar de haber partido de lugares diferentes, e infragmentable, de tal modo que ya no somos capaces de reconocer qué parte pertenece a qué sujeto, puesto que la conclusión no hubiera sido posible sin la participación de cada uno de nuestros miembros.

De la misma forma, somos una agrupación incuantificable, creciendo y disminuyendo en función de los proyectos que se nos presentan, y por ello nos gusta describirnos como conjuntos orbitales que se conforman de diferentes elementos en función del destino que tienen. Esta situación no siempre es de fácil entendimiento para nuestros clientes, en una sociedad que todavía rechaza los cambios y que se encuentra fuertemente acostumbrada a las inercias laborales asimiladas.

Agronautas: comedor móvil con horno solar, germinadores y aromáticas.