Madriz / Comisariado 25 de January 2017 por Irene Calvo Tweet · Share

La eterna cuestión

Sergio Rubira entiende el comisariado como un continuo cuestionamiento y una constante investigación, tanto de la práctica como de la figura curatorial.

Es casi imposible hacer breve la presentación de Sergio Rubira. Es director de EXIT, co-director del programa "Comisariando el presente" de La Casa Encendida y profesor de historia del arte de la UCM.
En su faceta como comisario, formó parte de la oficina curatorial RMS La Asociación y puso en marcha RMS, El Espacio que durante dos años funcionó como un laboratorio donde ensayar proyectos. Entre sus comisariados fuera de RMS La Asociación se incluyen: Colección XIII: Hacia un nuevo museo de arte contemporáneo en el CA2M; Genealogías del punk, punk, post punk y contra punk en el CA2M; Situaciones en laBienal de Venecia, y en el Centre d’Art La Panera); _imaginarhistoriar, con Mónica Portillo en el CA2M; y La mirada a estratos, con Estrella de Diego en el Museo de Zamora.

Los artistas con los que Sergio realizaría una hipotética exposición son: Cabello/Carceler, colectivo conocido sobre todo por su trabajo como performers, que trabaja temáticas relacionadas con el género, la identidad y el cuestionamiento del sistema; Cristina Lucas,trata en sus obras problemáticas relacionadas con el feminismo, la política y otros temas sociales; Juan Luis Moraza, escultor que aborda desde lo conceptual asuntos como la ciudadanía, el arte y la democracia; La Ribot, artista transdisciplinar bailarina, coreógrafa y performer que revolucionó el mundo de la danza contemporánea al convertirla en una acción visual; y Azucena Vieites, quien a través del dibujo, el collage o las artes gráficas se acerca a la cultura visual contemporánea desde un activismo feminista y queer.

¿Cómo definirías la labor de un/a comisario/a?

No creo en las definiciones. Las taxonomías limitan, construyen prejuicios y generan expectativas que tienen que cumplirse y acaban convirtiéndose en norma. Además, una definición llama a otras en una progresión casi infinita que en muchas ocasiones se queda en el simple nombrar. Por eso, prefiero no definir qué es un comisario. ¿Es alguien que hace exposiciones? ¿Que produce discurso? ¿Qué construye conocimiento? ¿Que elabora narrativas? ¿Qué crea relatos? ¿Qué es una exposición? ¿Es lo mismo comisariar una individual que una colectiva? ¿Una retrospectiva, una antológica o una de producción reciente? ¿Colaborar con un artista vivo o mostrar la obra de uno fallecido? ¿Hay que trabajar siempre con obras de arte o con objetos materiales? ¿Importa si lo que se expone es antiguo o contemporáneo? ¿De qué hablamos cuando decimos antiguo o contemporáneo? ¿Influye el contexto en el que se produce o se lee lo expuesto? ¿Que se haga en un museo, en un centro, en la calle, en una galería, en un espacio independiente o que no sea en ninguno de ellos? ¿Es determinante el tiempo? ¿Dónde quedan los públicos? ¿Qué es un discurso? ¿A qué nos referimos con narrativa? ¿Qué quiere decir relato? Cualquier intento de definición resulta al final absurdo: o la definición es demasiado amplia, por lo que no tiene ninguna utilidad, o concreta en exceso, lo que la hace ley y la convierte en un instrumento de exclusión que no permite las excepciones.

¿Qué crees que hace falta para ser comisario/a?

Volveríamos a la primera pregunta. Quizás la única respuesta posible, aunque parezca una paradoja, es que siempre hay que hacerse preguntas, no dejar de interrogar e interrogarse, no olvidar poner en cuestión lo aprendido y también ponerse en cuestión uno mismo, la propia práctica y los modos de hacer.

La Anarquista, 2001.

¿Por qué has elegido a estos/as artistas?

Te contesto, primero, con dos preguntas: ¿por qué cinco artistas? Y ¿por qué que sean nacidos o residentes en Madrid? Es lo primero que haría si fuera un encargo. Te puedo dar los nombres de los últimos artistas con los que he trabajado o voy a trabajar inmediatamente, aunque no ha sido o será sólo en exposiciones, y que han nacido o viven en Madrid: Cabello/Carceller, Cristina Lucas, Juan Luis Moraza, La Ribot y Azucena Vieites. Por estricto orden alfabético que, como escribía Roland Barthes, es el que recusa todo origen.

¿Cuáles son tus referentes o ideales a la hora de comisariar?

Ha sido fundamental para mi práctica estudiar la historia de las exposiciones y del comisariado, saber qué se ha hecho, cómo se ha hecho y quiénes lo han hecho. Todavía me queda mucho por investigar, sobre todo porque existe un canon establecido que se hace obligatorio revisar, ya que es sospechosamente anglo y eurocéntrico.

Ornamento y Ley, arte de armario, 1994.

Impartes clases de comisariado, ¿cuáles son los problemas más frecuentes entre tu alumnado respecto a esta materia?

El principal problema es que algunos, por suerte pocos, creen que hay un libro de instrucciones en el que se explica qué es lo que tiene que hacer un comisario y no hay uno, sino que existen muchos, demasiados. Algunos prefieren no entender que es mejor así. Quieren las respuestas sin haberse hecho las preguntas. Es incómodo moverse en la incertidumbre. Sin duda hay que elegir pero para eso hay que saber a qué se está renunciando. No se debe dejar nunca de estudiar y si hubiera sólo un libro, sería demasiado fácil aprenderse la lección.

Laughing Hole acción-instalación, 2006.

Al estar en contacto con las futuras generaciones de comisarios, en tu opinión, ¿cómo será la curaduría en el futuro?

Lo que espero es que continúe sin existir una única fórmula para comisariar en el futuro.

¿Cuál sería el mejor consejo para alguien que quiera labrarse una carrera profesional como curator?

Que empiece a hacer.

De la serie Tableau vivant, 2013.