Madriz / Ideas y Entrevistas 31 de March 2017 por Javier Yohn Planells Tweet · Share

La sociedad secreta

Una hora antes de la presentación de su última novela, "La Horda", Servando Rocha, editor de La Felguera, contestó a nuestras preguntas sobre este libro y su sociedad secreta.

Hay una editorial en España que en realidad es una red de agentes secretos: La Felguera. Lo contamos aquí sin miedo a represalias porque Servando Rocha, líder de la organización o, al menos, portavoz oficial, nos ha dado bula para entrevistarle.

Nos vemos en La Central de Callao y Rocha es muy efusivo en el saludo, ofrece un abrazo. Sospechamos, pero Rocha sonríe inofensivo y un poco nervioso, pide el cuarto café con leche del día con acento canario. Dentro de una hora, Rocha presentará “La Horda”, su nueva novela publicada por La Felguera, así que tenemos poco tiempo, llegan los cafés y encendemos la grabadora.

“'La Horda' es una historia que surge a partir de un hecho histórico. En 1623 se colocan unos carteles en el centro de París firmados por Los Invisibles, carteles que anunciaban que habían descubierto los poderes de la alquimia, de la telepatía…” Por las respuestas de Rocha transitan autores malditos, sectas con nombres intrigantes, conspiraciones que hunden sus raíces en la historia. Transcribirlas es como volver a escribir "La Horda" así que vamos a lo nuclear: la novela “es el intento de reflexionar si verdaderamente puede haber una comunidad secreta a lo largo de los siglos”.

Te he oído decir que lo ideal sería que la ficción se leyera como ensayo y el ensayo como ficción… ¿Cómo hay que leer "La Horda"?

Yo creo que en el fondo, aunque hay muchas referencias a autores, a filósofos, es una novela de aventuras. Y aunque habla de historias reales, realmente las preguntas que formula son más profundas: la posibilidad de que el secreto llame a más secreto y llegue un momento en que da igual si es verdad o no, porque adquiere veracidad. El misterio se emancipa y adquiere una vida propia. También tiene que ver con la utopía, ¿y si no se va a lograr nada, y si vamos a ser derrotados una y otra vez?

La nota de prensa dice que "La Horda" es tu mejor novela...

A ver, habrá gente que diga “ay, me gusta más 'La facción caníbal'”, pero indudablemente es el libro mío que mejor escrito está. Hubo una negociación muy dura conmigo mismo como escritor sobre la manera en que yo tenía que construir el relato. En realidad, es una novela pero se une a los otros libros y construyen una historia como muy coherente. Las respuestas que te estoy dando son parecidas a las que daba con el anterior libro, "El Ejército Libro", un libro de una banda de motoristas negros, y de pronto estoy escribiendo sobre magia, y sobre sociedades secretas, pero al final todo es lo mismo. Y es un compromiso, porque aunque el hecho de que yo haya escrito o no este libro no tiene importancia, para mí la literatura sí tiene toda la importancia. Cuando uno se enfrenta a la hoja en blanco es una responsabilidad muy grande, no estás escribiendo tú solamente, estás haciendo algo que tiene que ver con una tradición gloriosa, que se remonta a los grandes de la literatura, a la narración, a un grupo de gente alrededor de una hoguera contando una historia...

La novela empieza con el descubrimiento en Londres en 1983 del Manuscrito Morgana. En él se desvela que figuras como Giordano Bruno, John Dee, René Descartes o William S. Burroughs forman parte de "La Horda", “una constelación de grupos rebeldes y forajidos a través de los tiempos” que todavía siguen entre nosotros y cuya misión y alcance no conocemos. Rocha cuenta que entre sus referencias para escribir "La Horda" hay autores como Grant Morrison, William Blake o Alan Moore, pero también John Steinbeck. “Mis gustos en literatura son bastante clásicos”, dice. Y acto seguido menciona "Meridiano de sangre" de Cormac McCarthy y, sobre todo, a la investigadora Frances A. Yates que “escribió un libro que se llama 'El iluminismo Rosacruz', ahí está todo, todo mi libro está ahí dentro”.

La editorial La Felguera se declara heredera de Colectivo de Trabajadores Culturales, un grupo de agitación que lanzó un comunicado de disolución como una banda armada que no entrega las armas.

Preparando la entrevista, leyéndote, escuchándote, da la impresión de que hay un cierto desencanto con respecto a aquellos años.

Es cierto que si uno coge el álbum de fotos y empieza a mirar atrás se te ponen los pelos como escarpias porque te ves con el pelo largo, las pintas deleznables… Quiero decir, con los años vas evolucionando. La Felguera, básicamente, sigue teniendo las mismas ideas, más o menos, quizás más escépticos pero ese escepticismo no paraliza. Antes, quizás, se pensaba que se podía ganar y ahora no necesitamos si se va a ganar porque ese dato no cambia lo que uno hace. Volverá a seguir intentando cambiar las cosas. Creo que no hay nada revolucionario en lo que hacemos pero sí que la capacidad que se tiene para intoxicar territorios que hasta entonces han sido prohibidos como la alta cultura y mezclarla con la baja cultura, esa idea de confundir, de arrebatar territorios vetados, eso me parece interesante.

¿Quiénes forman en realidad La Felguera?
“Posiblemente ningún grupo armado de la historia querrá decir cuántos son. Mejor mantenerlo así”.

Tras la entrevista, bajamos al sótano de La Central, donde Rocha presenta la novela acompañado de Carlos Arévalo Escarpa. Las escaleras están cubiertas de pasquines firmados por Los Invisibles o por La Banda Negra. Veinte minutos antes del evento, la sala está llena, faltan sillas, cuerpos vestidos de negro y azul vaquero se apiñan entre las paredes de ladrillo visto.

Quizás vienen atraídos por el anuncio de que al final de la presentación se repartirán salvoconductos para un segundo evento clandestino. Pero la sensación es que vienen por otra cosa, por esa idea de Rocha de que el secreto llama a secreto, la posibilidad de seguir las huellas de esa corriente que opera en las sombras de la Historia.

Rocha termina su presentación, resuenan los aplausos en la bóveda de ladrillo, se reparten los salvoconductos. De lo que pasó en el evento secreto, unos días después, no hablaremos.