Madriz / Pantalla 11 de October 2017 por Grace Morales Tweet · Share

El perro

En memoria de don Antonio, que nos dejó el mes de septiembre, una de sus películas más taquilleras y significativas para estos días agitados.

El director madrileño Antonio Isasi-Isasmendi (1927-2017) se educó como cineasta en Barcelona, de forma autodidacta y en las mismas y duras condiciones que otros muchos niños de la guerra. Allí trabajó en papeles como actor de doblaje, para continuar con el montaje y la escritura de guion. Suyo es el texto de la imprescindible "Apartado de correos 1.001" (Julio Salvador, 1950), así como la dirección de "Relato policiaco" (1954), dos piezas clave en el cine negro español. Sobre la premisa de la acción y las aventuras, Isasi-Isasmendi funda su propia productora en 1955, Isasi P.C. En ella estrenará películas bélicas, comedias, westerns e históricas (de la suntuosa "La máscara de Scaramouche", primera coproducción europea, a "Rapsodia de sangre", en la que reconstruye la revolución húngara del 56 contra el estalinismo, utilizando la ciudad de San Sebastián como escenario para representar a Budapest)… incluso se atreve con incursiones en la guerra civil desde un punto de vista inédito, el drama "Tierra de todos" (1961).

Entrados los sesenta, el director apostará por un tipo de cine muy arriesgado en España: las co-producciones europeas de alto presupuesto, con la colaboración de estrellas del cine americano, dentro del género de espías internacionales, grandes robos, persecuciones y acción trepidante. "Estambul 65", "Las Vegas 500 millones" (1968) y "Un verano para matar" (1972) son ejemplos de ese cine que no fue bien entendido por el público y despreciado por la crítica, porque decían se plegaba a las fórmulas de la violencia y el ritmo acelerado de los americanos. Vistas ahora, estas películas son excepcionales dentro de la historia del cine español, precisamente por esa falta de prejuicios y el conocimiento profundo de la fórmula del thriller comercial, mucho antes de los efectos especiales, (se tenía que hacer con un duro trabajo y conocimiento minucioso de cámara y el montaje), siempre con la mirada personal que les daba su director, alejada de las exigencias que sufría entonces tanto el cine de autor como el popular. Un ejemplo de su independencia es el biopic que realizó del cantante Raphael, "Rafael en Raphael" (1975), un increíble y crítico retrato a modo de reality que la propia estrella se encargó de retirar de la circulación.

"El Perro" (1977) fue el éxito más importante de Isasi-Isasmendi y la película más taquillera de 1978. Se lanzó como la superproducción que era, con gran campaña de publicidad y estreno en Europa y Estados Unidos (allí la titularon "A Dog Named Vengeance". En Italia se decantaron por "Fuga dall´ Inferno"…), y se convirtió como las anteriores, en una película de culto (en 2005, Brian Yuzna filmó un remake, titulado "Rottweiler"). En España, "El perro" causó verdadera conmoción. Primero, porque es una película atractiva de persecuciones, violencia, escenarios naturales y alguna escena de sexo softcore. Segundo, porque bajo la historia de huida del penal y persecución implacable del fugitivo por parte de un perro de presa, corría un muy poco disimulado paralelismo con la situación política española, la denuncia de la represión del franquismo y, por extensión, de los regímenes militares en Sudamérica.

La película fue filmada en Venezuela y en Madrid. Es muy chocante que las escenas pasen de la ciudad de Caracas al embalse del Atazar y el río Tajo, como si este fuese el Amazonas. Pero como la ambientación es fantástica (el embalse parece que está en la selva), da lo mismo a efectos de guion, porque representa un país ficticio donde sucede la historia, tomada de una novela del escritor Alberto Vázquez Figueroa, “Como un perro rabioso”, por entonces el autor que más libros vendía en España. El guionista Juan Antonio Porto fue el encargado de escribir la adaptación.

La historia de la novela, minimalista, se desarrolla aquí en una intriga que comienza en un campo de trabajo (la ambientación y los decorados de este lugar son, insisto, increíbles, producto del talento de José Antonio de La Guerra). El país, del que no sabemos el nombre, está gobernado por un tirano, Leónidas Arévalo, a quien el gobierno llama “El Benefactor”, y el pueblo, “El perro”. A lo largo de la película se nos muestran diversos carteles de la propaganda que nos serán muy familiares a los españoles: “20 años de paz, de progreso y de bienestar”. La mayoría de presos son represaliados políticos. Uno de ellos, un matemático que ha tenido la desgracia de estar casado con la mujer de la que se ha encaprichado “El perro”, ha desarrollado un teorema para poder recordar los nombres de las personas de la resistencia. Aprovechando un sangriento accidente en la cantera, el matemático escapa, siendo perseguido por uno de los guardianes y su perro. El protagonista consigue matar al guardián, pero el perro, un pastor alemán, continuará tras él, como una criatura “terminator” que parece tener más fuerza e inteligencia que el resto de los personajes. El director, además, focaliza gran parte de la película en torno al animal, incluso le pone un plano subjetivo en su caza del fugado.

El protagonista humano es el actor Jason Miller, que había interpretado al padre Karras en “El Exorcista”. Lo veremos luchar a brazo partido con el perro, desnudo en el agua (hay varias escenas que sugieren la castración de los presos huidos), a golpe de chaqueta y en una escena de auto homenaje, disfrazado de cura, mientras suena la banda sonora de Antón García Abril. Música e imagen nos recuerdan a algunas secuencias de caza de la serie “El Hombre y la tierra”. El perro es el símbolo del miedo, del control ciego y la violencia del estado, sin razón alguna, sobre los cuerpos. Miller, muy inspirado en este papel, representa el terror a algo más corpóreo que el Mal de la película de Friedkin: la tortura y el castigo. Junto a él, un extenso reparto de grandes actores: Aldo Sambrell, Eduardo Cobo, Miguel Rellán, Manuel de Blas… y el cameo de Juan Antonio Bardem, como líder clandestino de la oposición. Las actrices son escasas en este western subtropical: Yolanda Farr hace una breve aparición, como la campesina que esconde al fugitivo y Lea Massari es la amante del dictador. Marisa Paredes está impagable como agente de la resistencia, ametralladora en mano.

"El perro" tuvo, como digo, un gran éxito, dejó a los críticos divididos, y ahora es una rareza dentro de las películas del más inmediato postfranquismo. La mezcla atrevida de naturalismo descarnado, planos de violencia a cámara lenta… y ese helicóptero que sobrevuela sin descanso la zona, hasta que los cuatreros lo prenden fuego y explota… Todo es muy coyuntural en esta película del maestro Isasi-Isasmendi, sobre un tiempo de zozobra en este país que fue el final de los años setenta. Lo mismo nadie lo recuerda, pero comenzó con una crisis brutal y una cacería de personas e ideas. Nadie esperaba que trascendiese hasta 2017.